Hablemos sobre Andrés Calamaro y sus poemas

"Tu nombre tiene música, Madrid/ Resuena en los clarines/ De cocido y botellines"

 La faceta como poeta de Andrés Calamaro está ensombrecida por una carrera musical prolífica e irregular, pero exitosa, que lo ha llevado a convertirse en una de las personalidades más afianzadas del rock español y argentino. Sus letras, ya de por sí tendentes a una fuerte carga poética, desprenden una calidad lírica evidente y lo colocan, con más de una treintena de entregas discográficas, entre los mejores letristas en castellano de todos los tiempos. 

Su etapa con Los Rodríguez junto a otros exiliados artísticos de la Argentina como Ariel Rot, nos dio todo un catálogo de coros “Para no olvidar” y al que recurrir en las cotidianas situaciones del alma, con canciones tan memorables como “Sin documentos”, “Dulce condena”, “Aquí no podemos hacerlo” o “Mi rock perdido”.

Tras la separación de estos, su viaje en solitario no ha tenido menos impacto, con temas que saltaron de lleno al tendido popular y que permanecen siempre actuales y listos para frasear. Ahí están y estarán “Flaca”, “Alta suciedad”, “Loco”, “Te quiero igual”, “Estadio Azteca” o, incluso, “Minibar”.  

Pero ha sido recientemente cuando el músico argentino afincado en España ha compartido su faceta más puramente poética. Y lo ha hecho a través de su cuenta de Twitter, donde ha colgado en los últimos tiempos una serie de poemas -no exentos de polémica- que demuestran la buena mano del cantante también para con el verso clásico. 

Destacamos a continuación cuatro de esos poemas, publicados entre 2019-2020.  


A Madrid

 
 Tu nombre tiene música, Madrid
Resuena en los clarines.
De cocido y botellines
De canutos con amigos.
De tertulias con poetas
Capital desconsolada.
Del imperio de Almodóvar
Mi penúltima morada
Territorio de migrantes
Interiores y de afuera.
La movida que se mueve
En el arte siempre inquieta.
Tu elegante y disonante
Melodía en un cigarro.
Los tendidos de la sombra
Que refluyen naturales.
Escenario de congresos
Y de patria como lengua.
Tu nombre tiene música
Si mengua mi tabaco.
Renace en la cerveza
De mañana al mediodía.
Tremenda melodía
la que escucho cuando viajo.
Lejos de estas calles que son mías
Madrid entera, tu melodía.
Me viste en mis peores días
Y madrugadas en la Gran Vía
Botánico lunático
jardín aristocrático
de versos académicos
nocturna y hermenéutica
Tu sello filatélico
Tu sílaba socrática
De crin polifacético
Madrid o no soy nada
Domingo Viva Zapata
Torero caro.
Tus naturales dorados
De Mona Lisa refractaria.
Edu de Asturias Mongolia
Vas como pedo de fabada.
Ofendiendo y enamorando
Juana de Arco y la opinión pública.
Demasiado pública para un discípulo
De Gustavo Bueno y Jorge Martínez.
Como el maestro de Chaves Nogales
Que escribió con diamantes
La vida del Pasmo de Triana
De las marismas.
Cumplí treinta años en Madrid
Y vuelven 57.
Al Botánico de la estatua de Radio Futura
La segunda generación de Tablada 25.
Se presenta en la Villa sin corte
Con el último Ronaldo
Pasajero
Me clavo una redondilla
A la villa y a la corte.
Que el respetable soporte
Si va al suelo la rodilla.
Botánico maravilla
Madrid es Plaza de Toros.
Es de judíos y moros
Me despido mientras tanto.
Para enfocarme en el canto
Que me sale por los poros.
 
 
Al chancho que cayó del cielo 

(Sobre un episodio surrealista ocurrido en la finca de un famoso empresario argentino, en el que un animal fue arrojado desde un helicóptero a la piscina de este en su mansión de Punta del Este)
 
 Si viene cayendo un chancho
Como prendido a una teta.
Le preparo la pileta
A la larga y a lo ancho.
Y que caiga lo mas pancho
Desde el cielo y de rodillas.
Que me hablaron maravillas
Del continente del cerdo.
Estamos todos de acuerdo
La sangre son las morcillas
 
Cuando toca zafarrancho
Y lo sabe Zaffaroni.
De tanto leer El Tony
Quede corto pero ancho.
El que si vuela el chancho
Es una flecha en el cielo.
Confitado en caramelo
Con un puré de manzana.
Agárrame la marrana
Antes que estrelle en el suelo.
 
A la pileta con papas
A mi puerco se comieron.
Algo distinto le vieron
Un asado por etapas.
Rancho con techo de chapas
De Álvarez del Castillo.
Con tenedor y cuchillo
En las buenas y en las malas.
Siempre hay un chancho con alas.
Aromado con tomillo.
 
Quiero negra mi etiqueta
Por algo visto de luto.
Solo la luz de un charuto
La sombra de tu silueta.
Redondo y a la pileta
Acapulco y clavadista.
No hay chancho que se resista
Al histórico clavado
Helicóptero y grabado
Tapa de alguna revista.
 
 
Sobre el coronavirus
 
 Le doy gracias a la China
Los extremos orientales.
A los medios ambientales
El medio ambiente y el clima.
Un drama que se termina
Con chinos eliminando.
No importa cómo ni cuando
A sacrificar personas.
China, virus y coronas
Mueren y siguen fumando.
 
 
Por el cumpleaños de Maradona
 
 En la víspera del día
Del cumpleaños del uno
Me despierta el desayuno
Como siempre al mediodía
Persona con melodía
Maradona de las gentes
Sesenta años urgentes
Uno más que este payaso
Medio lleno sigue el vaso
Del rey de los diferentes
 
Diegote, viejo y peludo
Es mi amigo y mi mentor
Le dio gas a este motor
Sabe desatar un nudo
De momento estoy desnudo
Procedo pues a vestirme
Entonces voy a reírme
De los códigos internos
Me llevo al horno querernos
Cuando me toque morirme
Dicen que dios en la tierra
Es mi cuate Diego Armando
Vamos a seguir bailando
Aunque declaren la guerra
Si la salud no se emperra
Seguimos cumpliendo años
Celebren, propios y extraños
Que vivitos y coleando
Batalla seguimos dando
Luego pagamos los daños


© David de Dorian, 2021


Poemas de Andrés Calamaro

(Ilustración: Dr. Alderete)


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