Hablemos de 101 discos de los 90 clásicos y no tan clásicos...
72-NEW WAVE, 1993 (THE
AUTEURS)
Las
deliciosas composiciones, agridulces e irónicas, de Luck Haines convirtieron el
debut de Auteurs en uno de los discos más placenteros y risueños de los 90. Las
influencias de George Harrison, Kinks, Marc Bolan o Smiths de New Wave se vierten en la cuidada
elaboración de joyas pop a base de gratas melodías llevadas por suaves
guitarras y una voz desenfadada y pícara, dando como resultado un álbum
exquisito y muy disfrutable, cuyos textos, repletos de humor a través de
observaciones sociales al modo de Ray Davies, dejan traslucir una melancolía sonora
bien encauzada en “Show girl”, “Bailled out” o “Idiot Brother”.
73-LOVE AND OTHER DEMONS,
1996 (STRANGELOVE)
Segundo
álbum de Strangelove, hermanos pequeños de Suede, una magnífica banda de
canciones imponentes con logradas melodías y arreglos brillantes, a cargo de
una rabiosa voz, conformando un rock enérgico de potentes guitarras cuyo punto
fuerte se encuentra en unos contagiosos e intensos pasajes sonoros. Entre la
vitalidad y la penumbra, este notable conjunto extinto en los 90, procede en Love and others demons a mostrarnos su
fabuloso catálogo de emociones, con la melancolía evocadora de la magnífica
“Sway”, la furia incontenida de la briosa “Living with the human machines”, la
risueña “Beautiful alone”, y joyas enormes como “Spiders and flies” o “She´s
everywhere”, con la voz de Brett Anderson.
74-ACE A´S + KILLER B´S,
1999 (DODGY)
Dodgy
es uno de esos grupos cuyo estilo revival incluido en el brit-pop tiene todos los ingredientes para gustar y sorprender a un
amplio público: estribillos pegadizos, buenas melodías, efervescencia juvenil
y, ante todo, buenísimas canciones pop llenas de vitalidad. Este magnífico recopilatorio
de sus tres primeros álbumes incluye además algunas caras-b y sus himnos de
siempre: “Staying out for the summer” y “Good enough” harán las delicias de los
amantes del pop-rock contagioso de claro sabor británico y los tonos severos de
las prodigiosas “Grassman” y “If you´re thinking of me” deleitarán con su extraordinaria
maestría compositiva de arreglos impecables. Muy grandes.
75-A NORTHERN SOUL, 1995
(THE VERVE)
Un alma norteña es la antesala de esa obra maestra
llamada Urban Hymns. La alargada
figura meditabunda de Richard Ashcroft comandaría un segundo álbum repleto de
joyas cuya grabación se llevó a cabo en un ambiente de emociones encontradas,
desengaños amorosos, descontrol y gran consumo de drogas. El resultado, un
tremendo trabajo musical y artístico de poéticas evocaciones musicales como las
que el desbocado rock de “This is music” o sentidas baladas de tono triste como
“On your own” y sobre todo la monumental “History”, con unos arreglos de cuerda
a flor de piel, muestran al oyente, al que la rica lírica del genial cantante
advierte: “life is not a rehearsal”.
76-NEW ADVENTURES IN HI-FI,
1996 (R.E.M.)
Las
nuevas aventuras en alta fidelidad de
R.E.M. devuelven al aún cuarteto a ese registro tan característico que
desarrolló durante su etapa de los 80, llevando más allá sus composiciones con
un sonido al que someterían a distintos trucos en estudio, y cuyo resultado,
aunque desigual en cada tema, se presenta cautivador. La ecléctica paleta
sonora de su décimo álbum contiene piezas al más puro estilo R.E.M., siendo
“Wake up bomb” y “Bittersweet me” las más destacables, junto a joyas como “New
test leper” y sorpresas novedosas como la graciosa “Electrolite”, “E-bow the
letter” (junto a Patti Smith) y la sobresaliente y colosal “Leave”, lo mejor de
su catálogo para uno de sus mejores discos.
77-FERMENT, 1992 (CATHERINE
WHEEL)
Debut
de una de las mejores bandas británicas de la escena shoegaze, cuyas envolventes atmósferas, a base de guitarras
distorsionadas y ritmos pesados, logran combinar unas melodías vocales ligeras,
a cargo de una monótona y desapasionada voz muy atractiva, funcionando como el
perfecto contrapunto con unas texturas densas que se antojan finalmente
agradables y sugestivas. Así “I want to touch you” logra atrapar con su foco
melódico y su estribillo pop revestido con espesas capas de guitarra, wah wahs
y ese sonido bruto que en “Black metallic”, “She´s my friend” o “Shallow” suena cautivador y fascinantemente perturbador como un caos controlado.
78-MUSIC FOR PLEASURE, 1997
(MONACO)
Monaco
fue, tras Revenge, el dúo formado por Peter Hook junto al cantante de estos, en
una época en la que cada miembro de New Order se dedicaba a sus propios
proyectos por separado. El bajista del mítico grupo de Manchester (ex Joy
Division), tuvo con Music for pleasure
su gran acierto: un álbum pop-rock-dance al estilo New Order, con una voz
similar a la de Berard Summer y sus características líneas de bajo, orientado a
las perfectas melodías del brit-pop de la época. Éxito asegurado gracias a temas
redondos e instantáneos, contagiosos, radiantes y adictivos: “What do you want
from me?” fue su flamante hit single, destacando “Shine”, “Buzz gum” y “Sweet
lips”.
79-SUPERUNKNOWN, 1994
(SOUNDGARDEN)
El
cuarto trabajo de Chris Cornell y los suyos es, además de su álbum más exitoso,
uno de esos discos que definen de forma definitiva el grunge: poderosos riffs llenos de rabia (más apegados a la
psicodelia), melodías agrias, textos ácidos y una portentosa voz flotando por
encima de atractivos y cortantes pasajes, con unos arreglos más precisos y
detallados que en sus anteriores entregas y acercando al pop canciones enormes
como “Black hole sun”, cuya habilidad melódica y nítida producción catapultó a Superunknown a lo más alto del rock
alternativo de la época y amplió su paleta sonora para crear una obra maestra
en la que “Spoonman”, “The day i tried to live” o “Fell on black days” destacan
por su brillantez.
Siempre
se dijo que los holandeses The Essence eran los clones de The Cure, juzguen
ustedes. En su quinto álbum el referente claro está algo más lejano para
apartar de sí todo ese ambiente sonoro new wave y post-punk ochentero y
orientarse a un pop-rock más acorde al Wish
de los de Robert Smith, totalmente out
mode. Glow es innegablemente un disco de buenísimas canciones, recuerde a
quien recuerde, con joyas tan propias como el temazo “Taking on the world” y la
épica “Gone”: un monumento nocturno, casi cósmico, desconsolado, emotivo y
bello; junto a otras piezas de gran intensidad, pegadizas y con un brillante
toque dark: “Up”, “Crack” o “Through
the years”.
81-THE FAT OF THE LAND,
1997 (PRODIGY)
“Firestarter” y “Breathe”, dos singles
fantásticos llenos de agresividad y esquizofrenia dance, abrieron el camino a
un álbum repleto de actitud punk en medio del big beat de seductores ritmos a base de samples y una sabia
utilización de la electrónica, con elementos del hipo hop, el techno, el rock e
incluso toques de la neo-psicodelia en “Narayan”, con la voz de Chrispian Mills
de Kula Shaker. La mayoría de los temas de este tercer disco de los británicos
suenan de forma muy similar, potenciados por la atractiva violencia estética y
vocal de Maxim y Keith Flint, que dan ese toque maníaco tan peculiar en
espectaculares videoclips y temas tan controvertidos como “Smack my bitch up”
(Azota a mi perra).
© David de Dorian, 2014
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