Hablemos del trabajo fotográfico de Irene Cruz y de "Blumen", un estupendo foto-libro que combina imagen y poesía...
“Es gibt ein Land wo die Blumen nach innen
wachsen im Winter” (“Hay una tierra
donde las flores crecen en el interior del invierno”) –Blanca–
“Blumen”
(“Flores”) es el resultado del exquisito
trabajo fotográfico de Irene Cruz,
una joven creadora afincada en Berlín, cuyas imágenes, evocadoras y sugestivas,
han inspirado más de una veintena de textos poéticos que se recogen en este estupendo
foto-libro para acompañar cada una de sus fotografías en un encantador experimento que combina imagen y
lenguaje escrito.
El
trabajo de Irene Cruz se inscribe en una especie de Nuevo-Prerrafaelismo fotográfico que introduce la figura femenina
en evocativos escenarios silvestres, entre la naturaleza viva y lo urbano, conectando
a sus modelos con los espacios verdes en los que parece fundirse el cuerpo –siempre
sin rostro– de estas, en una sinergia perfecta entre la luz, que se muestra tenue
o apagada; el color, cuyo foco de intensidad se centra en las flores
como co-protagonistas; y la mujer. Porque es la mujer, la flor, la verdadera estrella
de este foto-libro, fundiendo su esencia con la naturaleza exuberante y
delicada expresada en las flores como símbolo de su belleza.
Cada imagen captada en “Blumen” exhala esa sensualidad femenina postmoderna en perfecta comunión con el espacio: prados, estanques, parques, jardines, bosques, caminos, patios y calles, donde se recoge el instante con una intensa particularidad estática y la quietud de lo retratado, como si el mundo se detuviera para absorber a través de un vistazo la maravillosa fusión entre la joven mujer y el elemento natural, siempre en contacto con sus pies descalzos o su mano suave, que parecen desear retener toda la efímera hermosura y su vivo color en sus cuerpos o, como en un juego de espejos, diluir la mutua y divina plenitud en un solo ente.
Son
estas gentiles particularidades las que podemos observar han inspirado en su
mayoría los poemas y textos que acompañan a cada fotografía, llamadas por el nombre
de la joven retratada. A través del lenguaje escrito de los 25 autores
aparecidos en “Blumen” se ha dado
forma a la potente estética visual de Irene Cruz, reforzando sus cualidades
expresivas más notables y aportando a la serie floral nuevas visiones a través
de los versos y las líneas de los distintos participantes. Así, disolviendo el particular
locus-amoenus de la joven fotógrafa
en la palabra, se han creado en una conjunción acertada y altamente
disfrutable, un buen puñado de textos bien ligados a la imagen para complementarla en un excepcional trabajo artístico.
Cada
autor ha contribuido con su visión personal y su propio idioma a potenciar cada
fotografía. En “Blumen” podemos
encontrar textos en español, inglés, francés, italiano, sueco, catalán,
coreano, portugués y, por supuesto, alemán; conformando un afán de cosmopolitismo
artístico bien encauzado para el disfrute general allá o acullá. Además de las
cualidades más representativas del trabajo visual de Irene, muchos de los
versos vertidos en las fotografías dejan transpirar cierta melancolía producida
por sus imágenes, por lo que el trabajo literario se ha empapado
irremediablemente de un halo nostálgico siempre evocativo.
“Nunca llegó a acostumbrarse./ La luz apagaba
los colores”, escriben en Blanca; o “
ahora arden las mordidas vampiras en los pies/ y daña al caminar”, Altea. Es,
sin duda, la pluma surgida de un estímulo visual que se antoja algo taciturno y
nunca exento de gran belleza, aunque esta sea prestada de poetas lejanos (John McRae): “In
Flanders fields the poppies blow/ Between the crosses, row on row” (En los
campos de Flandes las amapolas se mecen/ Entre las cruces, fila tras fila), de
Irene. La flor es el elemento indiscutible en “Blumen”, por lo que no es casualidad que su vertiente escrita acuse
un romanticismo fresco en el que se expresan como pez en el agua sugestivos
giros poéticos (“Lasciamo/ che api
adolescente/ dischiudono/ quel fiore/ e la magia rinasca/ nei suoni quotidiani” -”Deja/ que las abejas jóvenes/ abran/ esa flor/ y la magia renazca/ en los
sonidos cotidianos”- Giovanina-), descripciones bucólicas (“Flores de Loto pintadas con luz que solo
están silenciadas, devoradas por la vorágine del tiempo” –Nadine- y, en Sol, “E através da luz, rodeado de mundo,
uníamo-nos, eu e o mundo” -“Y a través de la luz, rodeada de mundo, uniamonos,
yo y el mundo”-) o un marcado simbolismo (“La tierra es mi sangre,/ la esparce el vaivén de un principio errante.” -Klaudyna-), que plasma a la perfección cada mujer, cada flor, cada instante,
cada toma: “El temps s’atura,/ la terra
és muda,/ glaçada la natura,/ el silenci perdura.” (“El tiempo se detiene,/ la
tierra es muda,/ helada la naturaleza,/ el silencio perdura.” –Sol-).
Por
mi parte, Mariu (en la imagen de este artículo)se me antojó como una
Ofelia postmoderna. El personaje femenino de Shakespeare en la archiconocida Hamlet se reflejó directamente en la
fotografía, aunque a través del famoso lienzo del prerrafaelista John Everett Millais,
cuya vertiente emocional me pareció conectar con la instantánea –y con “Blumen” en general –y apareció para componer “La Ofeliada” con los
elementos visuales concedidos, intentando así dotar de cierta universalidad este
pequeño poema acompañante y literaturizar de alguna manera la imagen por medio
de este juego de referencias artísticas. Porque Ofeliadas (y Ofeliados), en este siglo XXI demoledor, los encontramos en cada sombra de los jardines de piedra de
nuestro alrededor, nos encontremos donde nos encontremos:
LA OFELIADA
La primavera
me salpicó de su gracia
y en mi mano
se marchita su pigmento.
Igual el
tiempo se detiene
solo en el
jardín del recuerdo y este espejo
requiera del
cuerpo que un día será polvo.
La náyade exhala
su cántico de silencio
me ofrece este
instante en lo perenne
un nicho de
flores donde los pétalos canten
el réquiem a
este sueño.
Sé cómo
convertir en lienzo
los nunca de una vida con un gesto.
No me llamo
Ofelia, perdí también un reino.
“Blumen” se presentará durante la semana de Arte Contemporáneo de Madrid (ART MADRID CIBELES 14) donde podréis asistir
para disfrutar del trabajo fotográfico de Irene Cruz, de este estupendo libro
firmado y de mucho más arte: “Une petite
sieste froide dans le jardin, ça vous tente?” (Una pequeña siesta en el jardín, ¿te tienta?)
© David de Dorian, 2014
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