Hablemos de la banda sonora de Trainspotting, la película basada en la gran novela de Irvine Welsh...
Basada
en la memorable y vanguardista novela de Irving Welsh, Trainspotting se llevó al cine en 1996 de la mano del siempre
existencialista Danny Boyle, en un
clima musical excepcional y efervescente en la Inglaterra de la época, que
estaba pasando por sus mejores momentos sonoros con una larga lista de grupos
cuyos lanzamientos marcaron una generación que hicieron de “lo brit” una
verdadera insignia. Repasando de manera breve el panorama pop de aquél año, la
película de Boyle se estrenó en medio de una guerra abierta –hinchada
artificialmente por la astuta prensa musical británica- entre las dos
principales bandas del momento, Oasis y Blur.
El
continuo cruce de envenenadas declaraciones entre los miembros de uno y otro,
con los hooliganescos hermanos Gallagher de un lado y el gamberro Damon Albarn
por otro, prepararon una gala de los “Brit Awards 96” inolvidable, cuya
celebración coincidió el mismo mes que el estreno de la película en Inglaterra.
De este modo se creó un caldo de cultivo perfecto para la fusión entre el film
y el panorama musical reinante, con enormes grupos de éxito tanto en las islas
como fuera de ellas, entre los que se encontraban Suede, Pulp, Elastica, Manic
Street Preachers, Radiohead, Primal Scream, Portishead, Charlatans, Massive
Attack o los ya nombrados.
En
su afán de etiquetar con pretensiones de comercialidad, la prensa denominó a la
gran eclosión de todos estos estupendos grupos como “Brit-Pop”, incluyendo un sustrato deliberadamente nacionalista que
recuperaba la mejor tradición del pop británico de las décadas de los 60, los 70
y los 80. Aunque no sólo el “Brit-Pop” triunfaba en las islas y el mundo, sino
que movimientos musicales como el Trip-hop o la música electrónica ya habían
comenzado a expandir experiencias sonoras nuevas con su vanguardista y
sugestivo estilo. Es en este contexto musical en el que nace la Trainspotting
de Danny Boyle y en el que se desarrollaría su grandiosa banda sonora.
“Lust For Life”. D-seccionando
la BSO. “Trainspotting”
Fue
mientras Boyle y los suyos trabajaban con el proceso de montaje cuando el
director pretendió incluir su legendaria banda sonora a la película, pero con
un presupuesto tan ajustado lo más probable era que consiguieran simplemente
alguna joya que colocar al milímetro en el metraje. Todo cambió cuando el
todopoderoso Bowie manifestó su interés por el film, declarando que el guión
era “guay”, a lo que su colega Iggy Pop no tardó ni un chute en subirse al
carro. Lo demás vino sólo, y como por arte de magia Boyle y sus productores
comenzaron a trabajar con lo mejor del brit pop desde los 70 hasta la fecha. Los
ecos de una banda sonora que superaban a la película se dispararon la
víspera del estrenó en todo el mundo, pero
Trainspotting sorprendió por su impacto cultural considerable magnitud, lo que
hizo sin duda que música y metraje fueran irremediable y hermosamente cogidos
de la mano, en uno de los tándems más indisociables del cine contemporáneo.
¿Quién no reproduce en su cabeza la huida de Renton y Spud con los primeros
compases de batería de “Lust For Life”
al ritmo del mítico monólogo en off “Elige una vida. Elige un empleo. Elige una
carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas….”?
Lust for Life (Iggy Pop): el tema de mítico ex-Stooges abre
tanto la película como la BSO y ha quedado para el imaginario colectivo de toda
una generación ligado a la huida de la policía de estos dos entrañables
personajes encarnados por Ewan Mac Gregor y Ewen Bremner. Un tema que data de
la época en que Iggy fue llevado de la manita por David Bowie a Berlín para
desintoxicarse de las drogas y componer de paso algunas de las mejores obras de
rock de todos los tiempos, óigase The
idiot, Low, Lust For Life o Heroes,
en los míticos estudios Hansa “by the wall”. La canción se incluyó en el
segundo enorme disco de Iggy Pop, también llamado Lust For Life, producido por Bowie y el ingeniero de sonido Collin
Thurston (AKA “The Bewlay Brothers”), un disco plagado de magníficas cancines
compuestas entre Iggy, Bowie y el guitarrista Ricky Gardiner. El apoteósico
tema utilizado para comenzar la película fue compuesto por la pareja Pop/Bowie
-aún no suficientemente ex-drogadictos-, con una música nacida en la cabeza del
Duque Blanco a partir del código morse utilizado por los noticiarios de las
Fuerzas Armadas norteamericanas de Berlín. Tanto la temática drogadicta de la
canción con referencias a la heroína y a obras del escritor yonki Burroughs-
como sus compositores -huidos a Berlín para escapar de sus camellos cual
Renton/Spud- hacen del tema la verdadera esposa fiel del film de Boyle y la
pieza más carismática de toda la banda sonora, un acierto total y ubicado en el
metraje de forma maestra que convierte a ambas disciplinas artísticas, música y
cine, en hermanos siameses.
Deep Blue Day (Brian
Eno): parece claro
que la conexión de la BSO de Trainspotting con el universo Bowie es
estrechísima, ya que Brian Eno –ex-Roxy Music- fue el co-productor de los
discos que éste creó en Berlín y co-autor de temas universales como Heroes. Un músico excepcional,
visionario y experimental, cuya participación logró ser inscrita en la más
delirante y mítica escena de la película, el momento en que Renton se cuela por
el nauseabundo retrete buceando en un océano escatológicamente evocador para
buscar su supositorio. Este corte electrónico data del álbum de 1983 “Apollo: Atmospheres & Sounstrack”,
cuyos temas han sido utilizados para varios largometrajes como “28 Días después” o “Traffic” y dota a la escena, efectivamente, de una atmósfera
propicia, lisérgica y onírica.
Trainspotting (Primal
Scream): igual de
lisérgicos resultan Primal Scream, un grupo formado en la ciudad escocesa de
Glasgow, con su tema homónimo para la película. Una canción que se incluyó
posteriormente en el álbum Vanishing
Point (1997) y donde el experimentado drogadicto Bobby Gllespie y los suyos
se explayan en más de 10 minutos de hipnotismo y sosiego psicotrópico propio de
la cultura “rave” alternativa del momento, cuando las drogas corrían por
doquier y la música se fundía con los cuerpos y las mentes de bandadas
juveniles en antros industriales. Un movimiento que se vislumbra en la película
cuando Renton deduce que “…hasta la
música está cambiando” y que tuvo su auge a mitad de los 90.
Atomic (Sleeper): la versión de Blondie por este
efímero grupo genuinamente “brit pop” suena en la discoteca “Volcano” cuando
Mark Renton llega a la conclusión de que “dentro
de mil años no habrá ni hombres ni mujeres, tan sólo gilipollas” y es en
ese momento de la película cuando decide atacar a Diane. Como marco temporal,
la banda sonora actúa a la perfección, colocando a un punki trasnochado en la
línea divisoria del año 89 con toda una clase de reflexiones sobre música y
sociedad que no han sido incluidas en el film por Boyle –como ese diálogo
sublime sobre Simple Minds, otro grupo escocés-. El tema original de Blondie
aparece en su álbum “Eat to the beat”
de 1979 y fue regrabado exclusivamente para la película por este olvidado grupo
londinense que nunca trascendió más allá de las fronteras británicas.
Temptation (New Order): la cultura “rave” comienza a finales
de los 80, en un marco escénico que coloca a Renton en una decadente discoteca
como pez fuera del agua, y cuyo símbolo fue aquella carita sonriente llamada
“smily” o “acidito” –que según Robert Zemeckis inventó distraídamente Forrest
Gump- en clara referencia al mundo de las drogas y a la música Acid House, cuyas
influencias provienen de grupos punteros en las catedrales musicales británicas
de la época de los 80 como New Order. Un grupo que ha aportado a la cultura
musical todo un movimiento de aceptación al introducir el rock electrónico en
las pistas de masas abriendo nuevos campos de experimentación como el house,
que tiene en la movida Madchester su más reconocido culmen y que ha sido
plasmado en la estupenda película “24
hours party people” (2002) del director Michhael Winterbottom. Los ex-Joy
Division participan con uno de sus clásicos, “Temptation”, uno de sus singles más exitosos, que se incluyó en el
recopilatorio “Subtance” de 1987 y
que fue uno de los bombazos discotequeros de la época.
Nightclubbing (Iggy Pop): esta vez se incluye esta pieza fría
y decadente de Iggy mientras el bueno de Renton nos cuenta su patética vida de
yonki con la acidez y cinismo acostumbrado en él, siendo uno de los primeros
temas escritos en Berlín por Bowie e Iggy, con lógicas influencias Krautrock y
que nació de la yonkifrase "walking
through the night like ghosts". “Nightclubbing”
aparece en el disco de debut en solitario de Iggy Pop y primera creación de su
etapa berlinesa, The Idiot (1977),
que para más conexiones vitales fue el disco que sonaba cuando la esposa de Ian
Curtis, cantante de Joy Division descubrió el cuerpo colgado de este en la
cocina, y es que por lo que parece no es recomendable vivir en el norte de
Inglaterra…
Sing (Blur): se trata quizá de la canción más
depresiva del grupo de Damon Albarn y se inserta en la película precisamente en
los momentos más jodidos para su personaje, contrastando alguna escena como el
opening de la película, en la que había aparecido una enérgica y vital “Lust for Life”, y en la que ahora, en
una lección magistral de manipulación sonora, Boyle nos evoca cómo se han
torcido las cosas para este entrañable yonki. La canción se publicó en el año
1990, siendo el tema más antiguo de la discografía de Blur, que la incluyó en
su álbum de debut, “Leisure” (1991). Claramente
acertada su inclusión en la película, tanto por su música como por su letra: So what's the worth in all of this /If the
child in your head / If the child is dead /Sing to me.
Perfect Day (Lou Reed): y más universo Bowie. Siguiendo con
la bajada a los infiernos de Mark Renton, que decide visitar a la “madre
superiora” para darse un último festín, Boyle elige ilustrar de la manera más
sublime esta oda a la heroína del huraño neoyorkino. Es en estos momentos de
sobredosis en los que Renton está con un pie sobre la tumba cuando, sobre un
escenario depresivamente british –taxi incluido-, suenan los primeros acordes a
piano de la maravillosa “Perfect Day”,
un tema apoteósico que muestra fílmicamente en Trainspotting que la heroína
está muy lejos del glamour, ya que hundirse en una ponzoñosa alfombra –
paradójicamente de color rojo en un alarde metafórico-, siendo arrastrado por
el Edimburgo más cochambroso hasta dejarte tirado en las puertas de un hospital,
no es que tenga mucha purpurina ni
tintes épicos. La canción llega a tocar la fibra sensible del espectador y tal
vez sea el momento más emotivo de toda la película, consiguiendo redescubrir en
los 90 la música de Reed para toda una generación. Bowie produjo en 1972 el
segundo disco en solitario del ex-Velvet Underground, “Transformer”, un trabajo excepcional que arrastró al
poeta-cantante a su lado glam, y en el que se incluye esta joya de la
humanidad, siendo uno de los mejores discos de rock de todos los tiempos, con odas
grandiosas a los bajos fondos de la gran ciudad de Nueva York, enfundado en las
drogas.
Mile End (Pulp): para más glam allá van los chicos de
Pulp. Jarvis Cocker y los suyos aportan a la película la graciosa y cabaretera “Mile End”, hablando de manera
sarcástica de este barrio londinense donde además vive Danny Boyle, por lo que
su inclusión en la película justo cuando Renton decide marcharse a la capital
para hacer fortuna en el mundo inmobiliario no es casual. Se trata de una estupenda cara-b del single “Something Changed”, del sublime “Different Class” (1995), uno de los
mejores discos de la década y una obra maestra, irónica y brillante sobre la
vida de la juventud británica a mediados de los 90; verdadera biblia del “brit
pop”.
For what you dream of
(Bedrock feat. KYO): una
de las canciones más discotequeras y largas del disco, que fue utilizada para
la escena en el “Volcano”. De nuevo Trainspottng se sumerge en la cultura “rave”
con su música dance y lisérgica surgida de las experiencia con drogas, de la
mano de este dúo de dj´s en colaboración con la vocalista Carol Leeming (alias
KYO).
2:1 (Elastica): y Renton vuelve a las andadas con su
inconformismo nihilista y cínico de siempre con este enorme tema del grupo que
lideraba la seductora Justin Frischmann, quien volviese loco -aunque ya lo
estuviese- a Damon Albarn, en un tándem de conexiones musicales y de relaciones
que terminan siempre en buenísimas canciones para esta BSO, como “2:1”, publicado en su disco de debut
homónimo del año 95, plagado de temas con tanta actitud y encanto como este.
A final hit (Letfield): otra de las piezas electrónicas y
atmosféricas llevadas a cabo por otro dúo de electrónica con un estilo
progressive house, que a partir de mediados de los 90 se encontraban en pleno
auge con el reconocimiento internacional de parejas como los Chemical Brothers,
Orbital o Underworld…
Born Slippy (Unerworld): sin duda alguna los mejor parados de
la creación de esta grandísima BSO. Un single extraído del segundo álbum de
esta banda electrónica londinense, “Second
Toughest in the Infant”, y cuya publicación coincidió con el estreno de la
película. Boyle asegura que compró el single porque le encantaba y decidió
incluirlo en el film, lo que le dio al tema su reconocimiento internacional,
siendo un verdadero bombazo en las pistas de baile de aquél entonces y de hoy,
irremediablemente asociado a Trainspotting y esa cultura “rave”.
Closet Romantic (Damon
Albarn): según
declaraciones del genio de Blur (Gorillaz, The Good the Bad and the Queen, etc…)
“Trainspotting va a abrir las puertas a
muchas películas británicas que no son sólo Hugh Grant mariconeando por el
bosque”. Sentenciando de esta acertada manera en el Festival de Cannes del
96 al que fue invitado, “Closet Romantic”
es su aportación personal para Trainspotting, una rallada circense típica del
frontman de Blur, que aparece ya en los créditos de la película y también
cerrando el disco.
Un
año después del gran éxito de Trainspotting y de la increíble BSO, se decidió
publicar un segundo volumen con todos los temas que inspiraron a Danny Boyle y
los suyos para la película, y que por una u otra razón quedaron descartados
para estar presentes en el original. En este segundo volumen, enfundado en un
cantoso verde fosforescente para diferenciarlo del “naranja trainspotting”
primigenio, aparecían artistas y bandas tan importantes como David Bowie, Joy
Division o Goldie, entre varias repeticiones, Iggy Pop, Primal Scream o
Underworl, para seguir ondeando la bandera de lo “brit” y hacer de esta banda
sonora un auténtico compendio de parte de la mejor música británica de los 90 y
algunas de sus influencias y antecedentes.
© David de Dorian, 2014
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